Si les gusta pasarla bien...
¡No se queden con las ganas!



Ay, el amor, el amor...
Muchos poetas y cantantes le cantan al amor. A veces le cantan a la felicidad de estar enamorados, pero otras veces, cuando han perdido un amor, cantan para recordar los buenos momentos o para ayudarse a olvidar la tristeza.
Algunos poemas son tremendos de tristes y trágicos. Otros poemas son tan dulces como el vuelo de una mariposa sobre las flores.
Y también hay quienes se toman con humor las penas de amor, y escriben versos simpáticos y graciosos como este que sigue.
Puentes
Yo dibujo puentes
para que me encuentres:
Un puente de tela,
con mis acuarelas…
Un puente colgante
con tiza brillante…
Puentes de madera,
con lápiz de cera…
Puentes irrompibles,
de piedra, invisibles…
Y tú… ¡Quién creyera!
¡No los ves siquiera!
Hago diez, cien, uno…
¡No cruzas ninguno!
Mas… como te quiero
dibujo y espero.
¡Bellos, bellos puentes
para que me encuentres!
Elsa Bornemann (de El libro de los chicos enamorados).
Y este hermoso poema nos hizo acordar a esta canción... ¿no es contagioso el estribillo?


Ayer te besé en los labios
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
-¿adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
Pedro Salinas. La voz a ti debida


En un café se vieron por casualidad
cansados en el alma de tanto andar,
ella tenía un clavel en la mano.
Él se acercó, le preguntó si andaba bien
llegaba a la ventana en puntas de pie,
y la llevó a caminar por Corrientes.
¡Miren todos! Ellos solos
pueden más que el amor
y son más fuertes que el Olimpo.
Se escondieron en el centro
y en el baño de un bar sellaron todo con un beso.
Durante un mes vendieron rosas en La Paz,
presiento que no importaba nada más
y entre los dos juntaban algo.
No sé por qué pero jamás los volví a ver.
Él carga con once y ella con seis,
y, si reía, él le daba la luna...
Fito Páez. Euforia (1985).
11 y 6



¡El amor... el amor...!
Para aquellos que tengan ganas... que quieran sorprender a sus amores, posibles o imposibles, con unas palabras... les dejamos dos sobres. En el sobre rojo, encontrarán un hermoso poema de Pablo Neruda... y en el sobre naranja encontrarán una hoja en blanco, para escribir un poema propio, de puño y letra para algún enamorado ¿se animan?

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